Hoy, toca analizar las cuestiones diferenciales más importantes entre un ciclista profesional y un ciclista amateur. Si bien es cierto que los dos montan en bici y la utilizan para entrenar y competir, también es cierto que nada tiene que ver la forma de vida de uno y otro.
La alimentación realmente es uno de las diferencias más importantes entre unos y otros, más aún si cabe con la grandísima evolución e importancia que ha tomado esta en el mundo del ciclismo profesional. Hoy en día está en desuso el alimentarse solamente de arroz y pasta, ya que afortunadamente para estos existen multitud de platos muy estudiados por los nutricionistas que tanto se han puesto de moda en estos últimos años, aportando muchísimas mejoras a todos.
La mayoría de los ciclistas profesionales desde hace unos años suelen pesar la comida (aunque no todos), pero también tienen un gran abanico de productos sobre los que hacer su elección. Evidentemente la alimentación de un ciclista profesional es mucho más limitada en cuanto a productos que la de un aficionado, ya que a la hora de evaluar su rendimiento, cada detalle es fundamental a tener en cuenta para su mejora, ya que la alimentación marca un papel fundamental en la vida de estos.
Un ciclista aficionado que quiera obtener resultados, igualmente debe de verse obligado a cuidar su alimentación, pero sus restricciones en este sentido son evidentemente menores, aunque de forma excepcional también es cierto que hay algunos amateur que suelen tomárselo muy en serio. Aunque cada vez hay más aficionados que lo llevan muy al detalle, no es menos cierto que a veces, se ven en la tesitura de aflojar en sus pretensiones, en primer lugar porque no es su medio de vida, y en segundo lugar porque al final tienen una convivencia familiar, relaciones de amistad, y principalmente porque un aficionado quiere disfrutar de la bici aún gustándole exprimirse. Obviamente los sacrificios o restricciones en la alimentación no son los mismos.
La comida es un factor determinante en el mundo profesional, ya que cada ciclista lleva una dieta completamente personalizada en función de sus necesidades y diferentes tipos de entrenamientos, algo que se ve obligado a tener supervisión por parte de un nutricionista, que será la persona encargada de adecuar la alimentación a cada deportista. En la actualidad, todo ciclista profesional está controlado por un profesional de la nutrición, y no cabe la idea de no trabajar de esta manera por parte de cualquier deportista de élite. También es por ello que, cualquier equipo profesional Wold Tour, Continental Profesional, e incluso los Continental, suelen tener un nutricionista entre su staff.
Estos equipos tienen un control bastante exhaustivo, pero principalmente en las competiciones por etapas, es donde suelen hacer más hincapié en el control de la alimentación de los deportistas. Normalmente se parte de la base de una alimentación - tipo - , que por poner un ejemplo, para una etapa de La Vuelta se establecerían tres comidas importantes muy diferenciadas, como pueden ser las siguientes:
Durante las dos primeras predominarán básicamente los hidratos de carbono y las grasas, por lo que en la tercera se hará más hincapié sobre las proteínas, sin dejar completamente de lado los hidratos de carbono. En función de la etapa y la previsión de fatiga de la misma, el nutricionista elaborará la dieta que llevarán durante ese día, e incluso lo que deberán de tomar en carrera (que os aseguro que no es poco).
Es muy importante que este reparta bien los macro nutrientes en tomas correctas, ya que la restricción de alguno de ellos puede llevar consigo problemas a posteriori.
Igualmente a la alimentación, los entrenamientos de un ciclista profesional también son completamente diferentes a los que puede llevar un ciclista aficionado o cicloturista, tanto en tiempos, como en intensidades. No en vano, los entrenamientos entre ciclistas profesionales no suelen variar demasiado entre si, se tienen en cuenta objetivos, tipo de ciclista, y cuestiones similares, pero realmente no es una diferencia demasiado sustancial. En cambio entre los propios ciclistas aficionados puede haber diferencias infinitas en función de cada deportista.
Los deportistas profesionales suelen trabajar mucho la parte de intensidad (si bien es cierto que depende de la parte de la temporada de la que hablemos), y con ello, los entrenadores solemos buscar las posibles simulaciones que pueden darse en competición. De ahí que surjan los trabajos específicos y las afamadas series de trabajo. Estas son las que nos hace de ganar condición física y por consiguiente mejora del estado de forma, pero de igual modo debemos de combinar este tipo de trabajo con trabajos de fondo (baja intensidad y de alta duración). Igualmente y volviendo a los trabajos que engloban series, hay multitud de combinaciones y en función del objetivo que pretendamos conseguir con las mismas. No todos los trabajos de series son iguales, ni valen para conseguir un mismo objetivo en un deportista.
Hay que tener en cuenta, que también los trabajos de alta intensidad hay que llevarlos a cabo en su justa medida y adecuarlos al deportista en concreto, puesto que un exceso de trabajo y una precaria o mínima recuperación, puede llevar al deportista a un sobre-entrenamiento, y del que posteriormente cuesta muchísimo hacer mejorar al ciclista (no en vano, muchos ciclistas aficionados caen en esta situación, y son bastantes los que me llaman pidiéndome ayuda al respecto). Para evitar esta situación, los ciclistas profesionales y desde hace unos años también es muy común entre los ciclistas aficionados que quieren tener un buen rendimiento, son constantemente monitorizados y controlados por preparadores físicos debidamente cualificados (y está bien puntualizar "debidamente cualificados", puesto que hoy día hay mucho llamado entrenador o preparador físico, sin formación adecuada y sin experiencia alguna, que causan más perjuicios que beneficios a los deportistas).
También considero importante a nivel aficionado que anualmente se pase una revisión médica, mediante una prueba de esfuerzo, ya que esta nos da garantía de que nuestro organismo está en plenas condiciones de poder rendir a nuestro máximo nivel (siendo aficionado, amateur, profesional...).
Pasando al tema de distancias - kilometrajes -, tampoco surge ninguna duda sobre si un profesional hace muchos más kilómetros que cualquier aficionado. Tanto los entrenamientos que se llevan a este nivel y de manera especial las competiciones, hacen que terminen el año en torno a los 30.000 kilómetros de media, números que para deportistas populares y aficionados son inalcanzables en la mayoría de los casos. Solamente algún aficionado que otro, por las condiciones de trabajo que tienen, y no teniendo cargas familiares, pueden permitirse llegar a estas cifras.
Normalmente la preparación de un profesional se suele llevarse en progresión y nunca se suele comenzar con una cantidad importante de kilómetros. Todo lleva un orden y una metodología adecuada.
Los aficionados más impulsivos, deben de tener en cuenta que incluso a la hora de querer hacer tantos kilómetros como un profesional, le van a tener que dedicar muchas más horas anuales que los propios profesionales, ya que ellos ruedan en cualquier condición mucho más rápido que un aficionado, por tanto al rodar a una velocidad bastante superior, dedicarán menos horas que cualquier deportista aficionado o popular.
Y una de las cuestiones que marcan la diferencia son las competiciones. Un ciclista profesional terminará su temporada con una media de 90 - 100 días de competición aproximadamente, dependiendo del equipo y tipo de ciclista que sea. Y un aficionado en el mejor de los casos podrá terminar con unos 35 - 40 días, siendo un deportista super implicado, ya que la media está en unos 20 - 25 días de competición.
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Pablo García Alba - Entrenador personal de ciclismo
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